miércoles, 10 de septiembre de 2014

La edad son sólo números. Lo demás es actitud






Cuando estamos pequeños deseamos con ansias locas que llegue nuestro cumpleaños. La idea de los regalos y los amiguitos nos ronda la cabeza un par de meses antes.

Cuando tenemos 15 estamos locos por cumplir los ansiados 18 y ser mayores de edad para "hacer lo que queremos".

Cuando cumplimos los 21, nos sentimos dueños del universo.

Al cumplir 30 seguimos emocionados, pero es distinto. Es una sensación más de bonche, de panas, de pensar en el futuro que ya estamos construyendo.

Cuando llegan los 40, y si tienes la suerte de sentir que la edad son sólo números y lo demás es actitud, te sientes en tu mejor momento o te cuestionas muchas cosas que hiciste o que no hiciste.

Nadie te prepara para ese momento en que vas cumpliendo años y vas perdiendo gente de tu entorno en el ciclo indetenible de la vida que es la muerte.

Nadie nos prepara para esas despedidas que mientras más cumplimos años, más llegan. Ya sean los abuelos, los tíos, los amigos.

Cuando somos pequeños sentimos que el mes más bello, el mejor, es el mes de nuestro cumpleaños.

Nadie prepara a nadie para que ese mes pierdas a gente querida que ponga tus deseos en perspectiva.

Hace 3 años, en mi cumpleaños, una amiga del colegio me llamó con lo poco que le quedaba de aire en sus pulmones para decirme: "No podía dejar de desearte un feliz cumpleaños. Así que pedí que te llamaran, respiré profundo y aquí estoy". La conversación fue muy, muy entrecortada por su parte. No duró ni 3 minutos y esa, junto con la primera llamada del día que me hacía mi abuela materna cada año, es una de las felicitaciones que no podré olvidar.

Mi amiga murió a los 3 días. 17 días antes de cumplir 45 años.

Recuerdo que en el hospital, una vez que la visité, me dijo que ya no le iban a salir más canas.

Recuerdo que desde hace 3 años mis canas ya no me importan en absoluto, porque son un mínimo, tonto y banal tributo a ella y a todos esos amigos que tuve y que murieron jóvenes y que nunca pudieron vivir lo suficiente para tenerlas.

Recuerdo una persona que me dijo una vez que era de lo último no pintarse el cabello y exhibir las canas.

Recuerdo pensar que era de lo último ser tan superficial en la vida.

Supongo que la vida nos cambia. Que todo es cuestión de perspectiva.

Las canas a los 30 duelen en el alma, en el ego. Yo ahora las siento simplemente como: Hola. Tener canas significa que sigo viva.

Hace 1 año estaba en el cementerio diciéndole adiós a un tío que adoraba. Me regaló mis primeros patines Roller Blade. Me enseñó a silbar. Nos regaló su humildad, su don de gente, su dulzura, y sobre todo sus risas. Esa risa que me saca de mi llanto cuando lo recuerdo.

Hoy cumplo años sin el ansia de haber esperado este mes, que era mi favorito.

Hoy cumplo años pensando en esos que ya no cumplen, que ya no puedo celebrarles en vida.

Hoy cumplo años con la perspectiva diferente.

Hoy estoy viva.

Hoy sigo viva.

Hoy apagaré las velas por esos que amé y que ya no están, y que, lamentablemente son muchos.

Hoy celebro que sigo viva, que seguiré riendo y bromeando siempre que pueda. Que me permitiré mis momentos de tristeza y lloraré cuando me haga falta, pero siempre encontraré la forma de seguir riendo.

Hoy celebro que disfruto las pequeñas cosas que muchos dan por sentadas. Como el contraste del verde de un árbol con el azul del cielo.

El tiempo "cura" las heridas. Las anestesia, digo yo.

No me importan las canas.

No me importan las arrugas.

No me importan los años.


Todo eso es signo de que sigo viva, y eso lo agradezco.

Hoy doy gracias por lo que tengo, por quienes tuve y tengo a mi lado, porque soy capaz de hacer cosas que jamás pensé que podría, porque cuando me siento caída, siempre consigo las fuerzas para continuar.

Hoy doy gracias, porque siempre he sentido que la edad son sólo números y lo demás es actitud.


2 comentarios:

Colotordoc dijo...

Llega con retraso mis felicitaciones Curiosa. Coincido contigo. Hace muchos años que no me importa la edad. Tengo otros valores como seguir vivo y contar lo que hacen mis hijos. Decirle al mundo que soy útil aun.

En algo más de dos meses será el mio 49 para ser exactos.

Besos y espero que sigas contando canas y que yo lo pueda ver.

Felicidades

Curiosa dijo...

Gracias por la felicitación y por compartir por aquí tu buena filosofía, Manuel.
Saludos.

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